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  • : Le blog de Bernard Vlakpa
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Después de conquistar la península, Roma impuso poco a poco sus normas a las poblaciones. Eso originó verdaderas transformaciones en casi todos los dominios y eso a lo largo de los siete (07) siglos que duró la dominación romana.  

A finales del siglo I a. C. y gracias a ciertos medios, las provincias de Hispania se habían romanizado profundamente: el latín había sustituido a las lenguas indígenas; se adoptó el sistema económico apoyado en el trabajo de los esclavos y en el uso de la moneda.

2-3-1- LA RELIGIÓN

A-    RELIGIÓN INDÍGENA Y ROMANA

Al establecerse en la península, Roma dio muestra de cierta tolerancia o diferencia en cuanto a las religiones indígenas. Sin embargo, hizo prohibir las prácticas de barbaridad tales como los sacrificios humanos, asociación cuyos deseos de mantener su espíritu de independencia les conducían a tratar de perjudicar la persona del Imperador o doña la seguridad del Estado.

Roma, como religión tenía una mezcla: mitología griega de las cuales Júpiter, Marte y Mercurio; “diosa roma” o de los imperadores y de atracciones sociales, políticas o de fenómenos naturales. Dentro de los dioses venerados “Júpiter llegó a ser el de máxima aceptación en la península”[1]

Las religiones indígenas se adaptaron a la romana y sus dioses fueron venerados bajo formas romanas. También se extendió el culto oficial a Roma y al emperador. En efecto, lo que tuve mayor importancia en la península fue el culto a los imperadores con un gran aparato de sacerdotes que eran elegidos por la asamblea provincial. Pero, a pesar de todo, se conservaron con mucha fuerza los cultos indígenas durante el imperio.  

B-    LA PENÍNSULA Y EL CRISTIANISMO

Los pueblos de la península ibérica aceptaron la religión cristiana. Pero, se negaron a dar cualquier atributo sobrehumano o divino al imperador y afirmaban la igualdad de todos los hombres ante Dios. Sin embargo, la nueva religión tuvo expansión y el imperio romano se sintió amenazado en las bases de su tradición política y social. Eso ha acareado conflictos entre ambos casi durante tres (03) siglos. Estos conflictos se manifestaron por una serie de persecuciones de las cuales las ordenadas por los emperadores Nerón, Domiciano y Diocleciano. El cristianismo acabó por tener triunfo y a fines del siglo III “no sólo grandes núcleos de la población romana pertenecientes a todas clases del Imperio eran ya cristianos sino que también su religión representaba la única organización con verdadera fe en sus propios principios morales.”.

El cristianismo se extendió en Hispania como el resto del imperio. Son falsas las tradiciones que atribuyen la evangelización de la península al apóstol Santiago. Seguramente el cristianismo fue introducido, como las religiones orientales, por los soldados procedentes de África. En el siglo II ya existían numerosas comunidades cristianas y a comienzos del siglo IV se celebró un importante concilio en ILIBERIS (Granada).

2-3-2- LA UNIDAD HISPANOROMANA

Los pueblos autóctonos (07) que antes eran grupos o tribus distintas e independientes empezaron a sentirse como miembros de una agrupación unificada por los intereses políticos y económicos de Roma. Los pueblos conocieron también cambio en otros dominios.

            Las diversidades debidas a los actores de distintos pueblos colonizadores que habían precedido dieron paso a una unidad social, política y cultural por lo que se puede afirmar que: “Roma fue causa de la formación de Hispania”. Los pueblos indígenas aceptaron fácilmente la cultura del nuevo conquistador porque este último se mostraba pragmático en su administración que daba una diferencia hacia las formas belicosas sociales y meluzas políticas de la vida local en tanto y cuanto éstas no se opusieron al dominio romano. Sin embargo, los pueblos no perdieron completamente las tradiciones y peculiaridades que tenían antes. Hace falta mencionar que la asimilación de las nuevas formas de vida se hizo de manera peculiar y a un ritmo muy distinto de una región a otra.

 

Ø  LA LENGUA          

En lo de la lengua, el latín vulgar a pesar de ser un gran factor unificador en la Hispania romana fue tomando muy pronto características en las diferentes regiones hasta llegar a formar idiomas particulares. Es el caso del gallego, del catalán y del castellano entre tantos unificadores del territorio peninsular. La autoridad romana con su influencia en varios dominios lo ha sido hasta que después de la caída del Imperio romano en el siglo V después J.C., las tribus primitivas peninsulares siguieron teniendo un rumbo unificador: el concepto político de la Nación Hispania. La romanización deja huellas tanto en las ciudades como en la vida de los peninsulares

Ø  EL ARTE Y LA LITERATURA

En las artes y la literatura se notan marcos romanos. Hispania aceptó las distintas manifestaciones de la cultura romana, enseñanza, literatura y artes plásticas. El filósofo SÉNECA, los poetas LUCANO y MARCIAL y el retórico QUINTILIANO nacieron en Hispania, lo mismo que los emperadores TRAJANO y ADRIANO. Se han conservado muchas obras de arte de época romana, esculturas, mosaicos, vidrios, bronces y cerámicas, repartidas por los museos de España.

Ø  LA ECONOMÍA DE LA PENÍNSULA

La dominación romana contribuyó al florecimiento del sector agropecuario y de la vida económica, especialmente a la romanización jurídica de la propiedad y de los sistemas de explotación, si bien en estos aspectos Hispania debe muy pocos productos a Roma. Los cereales, la vid y el aceite fueron los cultivos principales. Rebaños de caballos, bueyes y ovejas dominaban en la ganadería. Pero, sin duda, el principal objeto de atención fueron las minas hispanas.

Ø  EL EJÉRCITO

            Otro agente de romanización fue el ejército. Las tropas de ocupación extendieron las ideas y costumbres romanas. Muchos soldados se unían con mujeres indígenas y después de su licenciamiento permanecían en Hispania como agricultores o comerciantes. También los indígenas reclutados para las tropas auxiliares del ejército romano se convertían, al regresar a sus hogares, en agentes de romanización. El ejército, por otra parte, cumplió un papel importante en la romanización al participar en la construcción de la red viaria que ponía en comunicación los centros urbanos de la península.



[1] Walker M., Joseph : Historia de España, EDIMAT LIBROS, Madrid, 1999 p. 52

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